>El fútbol de Guatemala está de luto por el asesinato del entrenador Julio Ariz Loco Leiva, quien estaba a cargo del Deportivo San Pedro de la Segunda División de ese país. El trágico hecho sucedió el domingo pasado en horas del mediodía, mientras su plantel almorzaba en la ciudad de Huehuetenango previo al encuentro de ese mismo día ante Democracia FC, compromiso válido por la cuarta fecha que fue postergado después de conocer la noticia.

Estos individuos ingresaron al establecimiento y solicitaron dialogar con Leiva. El director técnico de 47 años, que había asumido las riendas del club desde enero de este año, hizo caso al pedido y, al cabo de unos minutos, se escucharon los impactos de bala. El agente de policía, Elvis Rabanales, contó en el programa Impacto Directo que las autoridades hallaron 16 casquillos de bala de calibre desconocido en la escena del crimen.

En medio de esta situación, los futbolistas se lanzaron al suelo para cubrirse de las detonaciones, esto les impidió observar quiénes eran los tiradores, según manifiesta el informe de la PNC. Este organismo maneja dos hipotésis en torno al fallecimiento del hombre que jugó más de una década en la Primera División de Guatemala con las camisetas de Marquense, Xelajú, Petapa, Zacapa y Heredia, entre otros, sumado a jugar un amistoso con la selección guatemalteca en un empate contra El Salvador en marzo de 2001, como reflejan los registros de la página especializada Transfermarkt.

Un investigador blanqueó una de las vías de investigación: “Puede ser que el crimen sea una represalia por cuestiones sentimentales, y que alguien, no precisamente del lugar, ordenó su muerte”. En cambio, la segunda debe probar si el difunto se negó a “arreglar” el partido entre su equipo, Deportivo San Pedro, y Democracia ese domingo en Huehuetenango. Todo esto concluye en una inquietante duda volcada por Patzán en el portal web: “En ambas líneas de investigación los agentes policiales no descartan que quien ordenó el crimen esté involucrado en narcotráfico”.