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03/09/2024

Las mujeres tomaron las calles bajo la mirada de Agnès Varda

Fuente: telam

A través de los filmes “La Pointe Courte”, “Cléo de 5 a 7″ y “Sin techo ni ley” la cineasta belga fue una de las pioneras en plantear la experiencia del espacio público desde una mirada feminista

>El flâneur es una figura emblemática de la modernidad que surgió con el estilo de vida urbano de la Europa del siglo XIX. Originalmente, la flânerie era una actividad reservada a los hombres que consistía en un paseo ocioso por la ciudad, durante el cual el flâneur observaba escaparates, transeúntes y, en especial, a las mujeres.

Durante mucho tiempo, las mujeres estuvieron predominantemente excluidas de esta práctica. Hasta que, bien entrado el siglo XX, autoras como A finales del siglo pasado, la crítica feminista empezó a cuestionar la predominancia masculina en la definición de la modernidad. Esto llevaría al reconocimiento y valoración de la figura de la flâneuse en la literatura y la crítica cultural. Libros como The Invisible Flâneuse: Gender, Public Space, and Visual Culture in Nineteenth-Century Paris y Le flâneur et les flâneuses. Les femmes et la ville à l’époque romantique han consolidado la figura de la flâneuse, destacando su papel en el análisis de los espacios públicos.

La flânerie es una actividad que implica una mirada en movimiento, que recorre libremente la ciudad y se detiene allí donde encuentra un objeto de interés.

En la filmografía de Agnès Varda destacan tres películas en las que se evidencia la figura de la flâneuse, tanto en la mirada de la directora, que convierte el espacio en un amplificador de los conflictos de sus personajes, como en el comportamiento de sus protagonistas femeninas: La Pointe Courte (1955), Cléo de 5 a 7 (1962) y Sin techo ni ley (1985).

Su primera película, La Pointe Courte, rodada en un barrio pesquero del sur de Francia, anticipa muchos de los temas de la nouvelle vague, a pesar de haber sido realizada antes de la consolidación de este movimiento cinematográfico.

Varda utiliza el paisaje para reflejar el estado emocional de los personajes. Así, muestra cómo su relación con el entorno físico, a veces indiferente y otras hostil, evoluciona hacia la resolución del conflicto.

En Cléo de 5 a 7 (1962) la cámara sigue a una joven cantante parisina que deambula por la ciudad durante dos horas, mientras espera con ansiedad los resultados de unas pruebas médicas. El paseo que realiza coincide casi exactamente con la duración de la película, lo que intensifica la sensación de acompañar a la protagonista en tiempo real.

En Sin techo ni ley Varda investiga los últimos días de la vida de Mona, una joven vagabunda que atraviesa un mortecino paisaje invernal en la campiña francesa. Con un estilo próximo al documental, Varda retrata el deambular de la protagonista, destacando su desconexión emocional con los diversos personajes que encuentra a lo largo de su camino.

Al mismo tiempo, la película ofrece una visión crítica sobre cómo el género influye en la percepción y el trato que recibe Mona en su periplo. La directora utiliza el caminar errante como símbolo de la falta de propósito de la protagonista que, ejerciendo una particular y autodestructiva libertad, evita cualquier tipo de vínculo.

Con estas películas, Agnès Varda reinventa y actualiza la noción tradicional de la flânerie. Como los autores de la modernidad, Varda convierte esta práctica en una herramienta de creación y reflexión, enfocando su mirada en espacios que adquieren significado a través de sus caminantes femeninas.

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Fuente: telam

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