27/10/2024
Patricia Bullrich y Santiago Caputo, dos símbolos de la administración del poder por parte de Javier Milei

Fuente: telam
La ministra de Seguridad incrementa su cercanía con el Presidente y el consultor suma cada vez más influencia. Los mensajes políticos a Mauricio Macri y Victoria Villarruel. Quién es quién en el entorno del asesor presidencial
>- ¿Qué haces Javier?
- Bien... Que sea un buen gobierno.
- ¿Si, no? Un despelote.
Un año después, Milei y Bullrich atraviesan su mejor momento personal. La ministra de Seguridad se coló en la mesa chica del Presidente, su opinión es valorada, fascinó a toda la cúpula libertaria con la implementación de su protocolo anti-piquetes, está política e ideológicamente mimetizada con el proyecto libertario, integró a los diputados bonaerenses que le responden al bloque oficialista, y hasta circuló en estos días en el bullrichismo que el Presidente, deslumbrado con su ministra, le habría propuesto, como un deseo a futuro, la posibilidad de llevarla como compañera de fórmula si es que el jefe de Estado intenta revalidar su mandato en el 2027.
En LLA se regodean con Bullrich, y la ministra, que tiene una altísima estima entre los votantes libertarios, se deleita a tiempo completo con ese regodeo. Es un juego a dos puntas porque, además, la simbiosis entre el Presidente y la funcionaria tiene, en simultáneo, otro objetivo: marcarle un límite al jefe del PRO, que se debate entre la posibilidad, aún incierta, de un acuerdo electoral con el Gobierno o el solo apoyo al Ejecutivo en el Parlamento.“Esta es una relación de a dos”, repite Bullrich en privado, según su entorno, en referencia al vínculo entre ella y Milei. Dice “de a dos”, no “de a tres”: una alusión directa a Macri.Bullrich no quiere ser candidata. Al menos, eso dice. Pero en su entorno se divierten con las provocaciones, más aún a sabiendas de que su nombre enfurece a Macri, con el que ya no habla desde hace tiempo. La ministra propicia una alianza electoral con el PRO, pero quiere ser ella la garante de ese acuerdo. Su relación con la mayoría de la cúpula partidaria está rota. El ex jefe de Estado es el máximo exponente de ese ruptura, pero el derrame hacia abajo es notable. Cristian Ritondo, por ejemplo, juró venganza desde que ella echó con denuncias públicas por supuestas irregularidades a Vicente “Tito” Ventura Barreiro, un ex funcionario muy ligado al jefe del bloque del PRO en Diputados.
La relación entre el Gobierno y el PRO se debate entre un posible acuerdo electoral para el 2025 y la necesidad de ambos espacios de confluir en intereses comunes. Al oficialismo le urge la gobernabilidad. Al PRO, la necesidad de sobrevivir frente a un electorado que ya se inclinó mayoritariamente por LLA: no hay lugar en la cancha para dos equipos ideológicamente afines.
Macri quiere saber si desde el Gobierno están dispuestos a oficializar públicamente una alianza para el año próximo. Es parte de las conversaciones vinculadas con la negociación del Presupuesto 2025, y la modificación de la ley que regula los decretos presidenciales, un rubro clave para Milei. Pero el ex presidente también sabe que Bullrich quiere conducir ese hipotético acuerdo con el PRO. Cree que lo quiere vaciar para fusionarlo con el oficialismo.En la actualidad, al consultor solo lo une una sola simpatía con el ex presidente: el empresario Nicolás Caputo, uno de los más íntimos amigos de Macri, que conserva una relación muy cercana y fluida con el asesor presidencial.
Si fuera por el consultor monotributista -no registra antecedentes un caso similar en ningún gobierno de la historia reciente-, la posibilidad de un acuerdo con el macrismo ya se habría descartado hace rato. Pero Caputo bien sabe de las necesidades en el Congreso, y que falta todavía más de un año para el recambio legislativo. En la cúpula del PRO sospechan de que está “ganando tiempo”. Y que el presidente delega en su principal consultor de manera premeditada, como una manera de obturar cualquier tipo de entendimiento.El último anuncio de magnitud del Ejecutivo, la reorganización de la AFIP, reconvertida en la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), tuvo su sello. Hacía muchos meses que el consultor quería tener el control de la AFIP y la Aduana: el desembarco de Andrés Vázquez y José Andrés Velis tiene su autoría intelectual.En la SIDE, en cabeza de Sergio Neiffert, al que conoce desde hace tiempo. También en Energía: propició, por caso, la salida de Eduardo Rodríguez Chirillo, y autorizó tras una tensa reunión con Macri que Emilio Apud acercara una lista de postulantes que terminó con la convocatoria de María Tettamanti, que trabajó para el PRO. Una vez confirmada la especialista en el rubro, ocurrente, Caputo dejó que se esparciera la versión de que se había llegado a un acuerdo con el ex presidente, en medio de las negociaciones en el Parlamento. “Mejor, que lo facture Mauricio”, se divirtieron en Casa Rosada.
Pero Caputo lidera también el nexo con el sindicalismo. Héctor Daer y Gerardo Martínez son sus preferidos, pero no los únicos. Lo ayuda Manuel Vidal, un ex funcionario del PRO, joven pero con muchísimas relaciones políticas. De esa cantera surgió otra ex funcionaria macrista que trabaja ahora en Casa Rosada: Noelia Ruiz, a cargo del fideicomiso de Tierra del Fuego, que viaja quincenalmente a esa provincia. Francisco Caputo, hermano del asesor presidencial, completa el staff: no tiene cargo, pero no le hace falta.
Caputo también extendió su poderío interno en Culto con la llegada de Nahuel Sotelo a esa secretaría. Sotelo visitó hace algunas semanas al Papa Francisco en Roma: le llevó otra vez la invitación del Gobierno para que venga a la Argentina. Por ahora, esa visita deberá esperar. Este domingo culminaba el Sínodo en Roma, y los obispos que viajaron a la capital italiana se vuelven al país con la certeza de que, por el momento, el Papa no tiene en agenda su regreso. A fines de noviembre se deberá renovar, en ese sentido, la conducción de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA): se menciona a los obispos Marcelo Colombi o a Ángel Rossi como los dos candidatos más fuertes, ambos bien bergoglianos.
Milei delegó buena parte de la gestión, con excepción de la economía, en su principal colaborador, por fuera de su hermana Karina, a cargo de la consolidación del partido a nivel nacional. Y también las relaciones políticas, más allá de que el jefe de Estado tuvo que bajar al barro de la negociación en estos meses, obligado por las urgencias parlamentarias.
Toda esa hiperactividad política arrastró en estos meses otra consecuencia interna festejada en la Casa Rosada: le restaron a Victoria Villarruel uno de sus principales atractivos, la relación con parte del sistema político parlamentario y de las provincias que, hasta hace tiempo, buscaba en la vicepresidenta un canal de diálogo con el oficialismo. Villarruel, para colmo, tuvo un traspié notorio cuando reivindicó el 17 de octubre la figura de Isabel Martínez de Perón, a la que visitó en España. En parte influenciada, según trascendió, por Juan Martín Donato, director de Atención Ciudadana del Senado. “Es la peor vicepresidente de la historia”, exageró en estas horas Lilia Lemoine, del riñón del “triángulo de hierro”.Fuente: telam