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03/11/2024

Batalla de Tuyutí: el ataque por sorpresa de los paraguayos y la increíble distracción que hizo posible su derrota

Fuente: telam

En medio de la guerra de la Triple Alianza, con el propósito de hacerse de armas y provisiones, el ejército paraguayo atacó el campamento aliado. Lo que en un principio fue un éxito se transformó en un desastre cuando muchos soldados dejaron de pelear y pusieron a comer y beber

>Lo esencial: en la madrugada del 3 de noviembre de 1867, ocho mil soldados paraguayos atacaron sorpresivamente el campamento aliado en Tuyutí, un campamento clave durante la guerra de la Triple Alianza. La desesperación por provisiones, armas y alcohol llevó a que los soldados paraguayos se entregaran a un saqueo desenfrenado. A medida que la embriaguez se apoderaba de los soldados, la caballería brasileña, comandada por el general Porto Alegre, aprovechó para contraatacar. La batalla se tornó aún más trágica cuando muchos soldados cayeron, indefensos y borrachos, ante el contraataque brasileño.

Tuyutí, que en guaraní significa “barro blanco”, está situado a dos kilómetros al norte de Paso de la Patria, entonces un poblado correntino que el general Bartolomé Mitre, comandante del ejército aliado, había elegido como punto de invasión al Paraguay.

Allí las fuerzas aliadas argentinas, brasileñas y uruguayas, habían levantado un gigantesco campamento, que estaba separado de las posiciones paraguayas por una extensa zona pantanosa conocida como Estero Bellaco.

Estaban en un terreno desconocido, donde los esteros, los espesos montes y las selvas eran escenarios ideales para emboscadas o para que los movimientos de los enemigos fueran imperceptibles.

Ese campamento siempre estuvo en el ojo de la tormenta por la cercanía con el enemigo.

El avance del ejército aliado –argentino, brasileño y uruguayo- cortó varias de las rutas de aprovisionamiento de los paraguayos, y los obligó a buscar otras soluciones para asegurarse provisiones.

El 31 de julio de 1867 Mitre había vuelto a hacerse cargo del ejército luego de una oportuna licencia cuando ocurrió Curupaytí, donde se lo consideró uno de los responsables de una derrota que fue una masacre para las fuerzas aliadas.

En nuestro país el ambiente político estaba más que caldeado: en la ciudad de Buenos Aires se hablaba de desestabilizar al gobierno, las montoneras en el interior hacían manifestar su descontento que motivó una intervención federal y el envío de tropas a Cuyo.

En el campamento de Tuyutí se palpaban las consecuencias de la guerra. Deserciones diarias y muchas muertes por el cólera, que se había declarado ese año, que no daba respiro. Las bajas fueron reemplazadas por esclavos traídos de San Pablo y las fuerzas uruguayas, que sufrieron muchos muertos en Boquerón y en Sauce, casi no existían.

El imperio del Brasil además había tomado un empréstito para comprar armas, cañones y más esclavos para iniciar una ofensiva final y terminar la guerra. Por eso en el campamento, de unos 50 mil soldados, se guardaba un importante material de guerra y provisiones suficientes para armar y alimentar a las tropas.

Los paraguayos estaban al mando del general Vicente Barrios, cuñado del presidente, mientras que el destacado teniente coronel Bernardino Caballero, quien se había destacado en anteriores combates, comandaría la caballería. Caballero sería el fundador del Partido Colorado y llegaría a la presidencia del Paraguay en 1880.

En el primer ataque, los paraguayos fueron hacia las líneas ocupadas por los argentinos y por un batallón de paraguayos que peleaban para los aliados.

Un cuerpo de artillería de esa nacionalidad que había caído prisionero de los paraguayos, fue fusilado ahí mismo.

Los paraguayos atravesaron la primera línea de trincheras, y las fuerzas aliadas no lograban reagruparse. Dueños del terreno, los paraguayos se dedicaron a saquear lo que habían ido a buscar. Lo que no se pudieron llevar, lo quemaron.

Pero mientras unos lograban escapar con armas, municiones y provisiones, otros fueron atraídos por la comida, el ron y el aguardiente y se dedicaron a comer y a tomar.

El campamento terminó incendiado, y mucha de la artillería, las municiones, animales y carros fueron capturados por los paraguayos. Tal fue la operación que Mitre perdió hasta su correspondencia.

Las desinteligencias del presidente argentino con sus socios brasileños eran más que evidentes y la muerte de Marcos Paz fue la excusa para alejarlo del campo de las operaciones y volver a hacerse cargo de la presidencia, ya que aún le quedaban ocho meses de mandato. Sería su sucesor Domingo F. Sarmiento el encargado de cerrar una guerra cuya última etapa había quedado en poder de los brasileños. El propio Francisco Solano López sería muerto junto a su hijo Panchito, de 15 años, en Cerro Corá, solo rodeado de un puñado de inválidos, ancianos, mujeres y niños, lo último que quedaba del ejército con que defendía a su país.

Fuente: telam

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