05/12/2024
El fin de la Ley Seca, el experimento social de Estados Unidos que prometía mejorar la moral y creó figuras como Al Capone

Fuente: telam
El 16 de enero de 1919, el Congreso del país norteamericano aprobó una enmienda constitucional que prohibía la fabricación, venta o transporte de “licores intoxicantes para bebidas”. Del logro de los puritanos hasta las mafias y el crimen organizado, las promesas de Roosevelt y la super población carcelaria que derivaron en la abolición de esa ley, el 5 de diciembre de 1933
>“Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno”, dijo el 17 de enero de 1920, el senador republicano Andrew Volstead. Así inauguraba Ley Seca.
La industria de las bebidas alcohólicas representaba una fuente potencial de empleos y de ingresos fiscales a través de los impuestos. El 5 de diciembre de 1933, la prohibición llegó oficialmente a su fin, marcando el fin de una era.
Conocida como la Prohibición, la Ley Seca se extendió entre 1920 y 1933. Buscó erradicar por completo el consumo de alcohol para mejorar la moral y la salud pública. Sin embargo, sus consecuencias fueron mucho más complejas de lo imaginado.¿Cuál fue el contexto histórico? Durante el siglo XIX, Estados Unidos vivió un crecimiento industrial acelerado, aumentó su número de inmigrantes y tuvo una urbanización masiva. En esas circunstancias, las bebidas alcohólicas se convirtieron en las enemigas impensadas para algunos sectores de la sociedad. Su consumo excesivo era moneda corriente, sobre todo entre los hombres y eso generaba grandes problemas puertas adentro como violencia doméstica, pero también ausentismo laboral y pobreza, según aseguraban quienes ya señalaban al enemigo.Estas organizaciones argumentaban que la violencia familiar y la prostitución tenía su origen en el alcohol. Además de proclamar que se moderase el consumo, impulsaron la proclama para prohibir de manera definitiva la producción, venta y distribución de bebidas alcohólicas en todo el país.
Esas ideas del grupos de las Templanzas y de los pastores religiosos lograron el apoyo de algunos intelectuales progresistas y líderes anarquistas, quienes consideraron que beber alcohol en exceso generaba el atraso y la pobreza de los obreros, ya que conspiraba contra la posibilidad de que se organizaran para luchar contra la explotación laboral que padecían.El 17 de enero de 1920, con la aprobación de la Enmienda Constitucional XVIII, el alcohol quedó prohibido en los Estados Unidos. Llegar a eso implicó un recorrido que tomó forma en 1919 y luego de varias décadas en las que los movimientos prohibicionistas buscan esa meta.
Esa Enmienda XVIII de la Constitución de los Estados Unidos prohibía la fabricación, transporte y venta de bebidas alcohólicas, y entró en vigor acompañada por la Ley Volstead, que detallaba cómo debía implementarse esa prohibición.Lejos de erradicar el alcohol, la prohibición lo llevó a la clandestinidad. Los ciudadanos comenzaron a fabricar sus propias bebidas de manera casera. Fueron conocidas como “moonshine”. También comenzaron a consumir alcohol importado de contrabando; surgieron los famosos “speakeasies” o bares ilegales que se reprodujeron en casi todas las ciudades y que, irónicamente, hicieron del consumo de alcohol algo tan arriesgado como atractivo.
El vacío dejado por las industrias legales fue ocupado por el crimen organizado, que controló la producción y distribución de alcohol ilegal. Figuras como Al Capone se convirtieron en emblemas de esta época, amasando fortunas y sembrando violencia en las calles. En lugar de reducir el crimen, la Ley Seca lo intensificó, dando lugar a guerras de pandillas, sobornos a policías y políticos, y un sistema de corrupción generalizado.El año 1929 fue marcado por la gran crisis financiera mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y que afectó a un mayor número de países durante el siglo XX.
En ese contexto, la sociedad de Estados Unidos estaba sumida por esa crisis económica sin precedentes y la prohibición del alcohol que seguía vigente se tradujo en un escollo para quienes buscaban la manera de recuperarse. Con esa industria frenada, también se frenaban las posibles fuentes de trabajo.Ese mismo año, el Congreso aprobó la Enmienda XXI, que derogaba la Enmienda XVIII y le regresaba a cada uno de los estados la potestad de regular el consumo de alcohol. El 5 de diciembre de ese año, la prohibición fue oficialmente levantada, marcando el fin de una era.
Esa norma afectó a los Estados Unidos y al mundo. Y dejó algunas “lecciones” que valen la pena revisar: por un lado, demostró que el intento de imponer un cambio de comportamiento a través de la prohibición puede generar efectos totalmente contrarios a los esperados: esa ley no sólo no eliminó el consumo de alcohol sino que generó un contexto del que surgieron las mafias asociadas al contrabando y al crimen organizado.También se incrementó la cantidad de reclusos en las prisiones federales a causa del incremento de delitos y actos de violencia: de 4 mil detenidos subió a 27 mil. Y la fabricación casera de bebidas alcohólicas provocó en algunos casos intoxicaciones y envenenamientos.
Fuente: telam