16/12/2024
El piloto que llevó publicidad en su auto antes de la F1 y es leyenda del TC: la historia de Oscar Alfredo Gálvez, a 35 años de su muerte

Fuente: telam
El Aguilucho fue el primer argentino en ganarles a los europeos en la precuela de la Máxima. Logró cinco títulos en la categoría top del automovilismo nacional y es el cuarto más ganador. Sus proezas como piloto-mecánico
>Marcelino Gálvez y su mujer Matilde Orlando eran un matrimonio de inmigrantes españoles que como otros tantos llegaron a Buenos Aires llenos de sueños. Él tenía un taller en el barrio porteño de Parque Patricios, en la esquina Garro y General Urquiza. Hacia 1913 esperaban tener a su primera hija pero el 17 de agosto de ese año recibieron a su tercer varón, detrás de Marcelino Luis y Alejandro, Oscar Alfredo. Junto a su hermano Juan, llevaron su apellido a lo más alto del deporte argentino. Son próceres del automovilismo nacional. Fueron exitosos arriba y abajo del auto. Trascendieron por ser tan buenos mecánicos como pilotos. Aunque el que abrió el camino fue Oscar, quien falleció un día como hoy hace tres décadas.
Desoyendo el consejo materno, Oscar y Juan pusieron su propio taller donde alistaron autos para correr. Luego llegó el primero de los hitos de Oscar. El 5 de agosto de 1937 formó parte de la primera carrera del Turismo Carretera. Participó con un Ford modelo 1935 con el Nº 58 en sus puertas. Empleó 3h01m01s para los primeros 361 kilómetros. Su velocidad promedio fue de 119,756 km/h yendo a Rosario, llegando sexto y superando rivales en un auto pobre para la época. Hasta que en la segunda etapa sufrió la rotura del radiador y luego abandonó por un vuelco. “Allá por la tierra nos perdimos. Dábamos vueltas y vueltas sin encontrar la ruta. Estábamos primeros saliendo de Rosario y segundos a medio minuto en Córdoba. ¡Qué lástima!, íbamos tan bien”, contó Gálvez. “Lástima los 2.800 pesos que nos hubiéramos ganado”, interrumpió su acompañante Horacio Mariscal (su padre aportó las gomas para la carrera), según relata la crónica de El Gráfico.
En 1947 logró el primero de sus cinco campeonatos de TC y repitió en 1948, 1953, 1954 y 1961, siendo el cuarto piloto con más títulos ganados en 82 años de la divisional. A su vez alcanzó seis subcampeonatos y es el cuarto en la tabla histórica de ganadores con un total de 43 victorias en 169 carreras (un triunfo cada cuatro competencias), detrás de su hermano Juan (56), Roberto José Mouras (50) y Juan María Traverso (46). El Aguilucho compitió entre 1937 y 1964 (23 temporadas). Los únicos pilotos en actividad que se acercan son Christian Ledesma y Mariano Werner, con 26 victorias cada uno.
En la Máxima también tuvo su participación de forma oficial en lo que fue el primer Gran Premio de la República Argentina puntuable, corrido el 18 de enero de 1953 en el flamante Autódromo de Buenos Aires. Ese día el porteño a bordo de una Maserati fue quinto y sumó dos puntos. Ante 160.000 espectadores (récord histórico en el Autódromo) terminó detrás de varias figuras de la categoría en ese entonces como el ganador, el italiano Alberto Ascari (Ferrari), su compatriota Luigi Villoresi (Ferrari), el argentino José Froilán González (Maserati) y el inglés Mike Hawthorn (Ferrari). Juan Manuel Fangio (Maserati) abandonó por fallas en la transmisión.
A esa altura ya era conocido por su apodo del “Aguilucho”. “Me lo puso el periodista Pedro Fiore, en la Buenos Aires-Caracas (1948), cuando caí en un barranco en Ica, camino a Lima, dijo que ‘había volado como un aguilucho’”, explicó Oscar una vez. Se retiró a los 51 años, en la Vuelta de Junín el 18 de octubre de 1964 manejando un Ford Falcon con el que abandonó en el segundo giro por problemas mecánicos. “El factor principal de mi retiro fue la muerte de mi hermano Juan. Ahí mis amigos y mi familia y mis hijos me decían ‘no corras más, te va a pasar como a Juancito, te van a traer en un cajón a vos también’. Corrí un año más y luego dejé de correr”, aseguró Gálvez, quien tenía un buen vínculo con la terminal de General Pacheco y como en ese momento era director deportivo de la marca del Óvalo le pidieron si podía probar en carrera ese auto. En los años setenta en ocasiones fue asesor deportivo del equipo oficial que logró siete campeonatos consecutivos con Héctor Luis Gradassi (1972, 1974, 1975 y 1976), Nasif Moisés Estéfano (1973) y Juan María Traverso (1977 y 1978).Era muy apasionado cada vez que contaba sus historias las que recordaba con lujos de detalles a pesar de los años. Se mostraba muy alegre, extrovertido, con buen humor y carismático. Siempre se daba con el público y eso le brindó una gran popularidad. Junto a su hermano Juan consiguieron un global de 14 títulos en 15 temporadas entre 1947 y 1961.
Solo Rodolfo De Álzaga (Ford) se entrometió con su corona de 1959. Todos sus títulos fueron con Ford y por eso los hermanos Gálvez son los ídolos máximos de la marca en el TC. El domingo 12 de marzo de 1989, tarde, pero seguro, llegó el homenaje en vida que siempre se mereció: el autódromo de su ciudad y el más importante del país fue rebautizado con su nombre. Primero se hizo un acto oficial en la Legislatura Porteña. De ahí partió una caravana hacia el circuito capitalino encabezada por Oscar sobre su vieja cupecita Ford.Allí fue recibido por el entonces Intendente, Facundo Suárez Lastra, quien formalizó el cambio de nombre. Debe haber sido Oscar Alfredo Gálvez irradiaba pasión por los fierros. Es uno de los responsables en hacer tan grande la historia del automovilismo argentino. Un fiel exponente de otra época, esos pilotos-mecánicos que sabían cómo preparar un auto para ganar antes y durante la carrera.Un día su motor dijo basta, el 16 de diciembre de 1989, cuando falleció por un cáncer de páncreas en su casa de Palermo. Tenía 76 años. Fue el último vuelo del Aguilucho, aunque mucho tiempo antes ya había conseguido la inmortalidad en el corazón de todos los tuercas.Fuente: telam