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16/12/2024

Cuál es el verdadero efecto de la cerveza en los riñones

Fuente: telam

Diversos estudios científicos ponderan sus propiedades para la salud, pero también marcan los riesgos y los problemas severos del consumo excesivo

>La Aunque comúnmente se asocia con el disfrute social y la relajación, el consumo de cerveza plantea importantes interrogantes sobre sus efectos a largo plazo en el organismo, particularmente en los riñones. En los últimos años, investigaciones comenzaron a mostrar que, con moderación, la cerveza podría tener beneficios para la salud renal, aunque su exceso podría generar complicaciones serias.

Esta bebida alcohólica, no destilada, fermentada a base de granos de cebada u otros cereales (trigo, mijo) y aromatizada con lúpulo, que le da un sabor amargo aporta nutrientes al organismo, ya que continene vitaminas B12 y niacina, además de agua y fósforo. Sin embargo, su porcentaje de alcohol hace que su consumo deba ser moderado.

El alcohol produce que el cuerpo se deshidrate con más facilidad y pierda agua a través de la orina. Además, tiene un gran aporte de calorías, lo que hace que el cuerpo aumente de peso. El incremento corporal o la obesidad es un problema con el que los riñones tienen también que lidiar, ya que se vuelve más propenso a generar estos cálculos renales.

Es bien conocido que el consumo excesivo de alcohol puede tener efectos perjudiciales para diversos órganos, y los riñones no son la excepción.

Uno de los principales riesgos es el aumento de peso. La cerveza, rica en calorías vacías (es decir, calorías que no aportan nutrientes esenciales), puede contribuir al sobrepeso, un factor que genera presión adicional sobre los riñones. El exceso de peso, a su vez, incrementa la posibilidad de formar cálculos renales.

El consumo de cerveza diario también puede producir efectos negativos inmediatos, como la deshidratación, que es común debido al efecto diurético del alcohol.

Expertos de los Institutos de Salud de EEUU (NIH, por sus siglas en inglés) precisan que el alcohol puede provocar un desequilibrio en el mecanismo de filtrado, pues inhibe la secreción de la hormona antidiurética secretada por la glándula pituitaria, encargada de reabsorber agua por parte del riñón.

Además, sumado al efecto diurético del alcohol, acentúa el estado y el efecto de la deshidratación, causante de la bien conocida resaca. Los expertos incluso afirman que beber alcohol en grandes cantidades puede provocar un síndrome de necrosis tubular aguda, que puede derivar en insuficiencia renal aguda e incluso en enfermedad renal crónica.

En uno de los últimos estudios internacionales grandes publicados por la OMS en 2021, se estima que el consumo de bebidas alcohólicas, por sí solo, ocasionó un promedio de 85 mil muertes anualmente entre 2013 y 2015 en las Américas, donde la ingesta per cápita es 25% mayor a la del promedio mundial.

El trabajo Según un informe anterior, de 2019, 400 millones de personas en todo el mundo padecen trastornos por consumo de alcohol, y de ellas, 209 millones tenían dependencia del alcohol.

Un estudio reciente La OMS recuerda que incluso los niveles bajos de consumo de alcohol “pueden traer riesgos para la salud”, pero agrega que “la mayoría de los daños relacionados con el alcohol provienen de un consumo excesivo de alcohol episódico o continuo intenso”.

Un estudio reciente reveló que la cerveza contiene oxalatos, compuestos de sales que, al eliminarse a través de la orina, pueden contribuir a la formación de cálculos renales, particularmente los de oxalato cálcico. Este tipo de piedras, las más comunes entre los cálculos renales, se forman cuando los riñones no pueden diluir adecuadamente los residuos del cuerpo.

Otro efecto secundario importante asociado con el consumo excesivo de cerveza es el riesgo de diabetes. Al ser rica en carbohidratos, la cerveza aumenta los niveles de azúcar en la sangre.

A pesar de los posibles riesgos asociados al consumo excesivo de cerveza, investigaciones recientes sugieren que, en moderación, la bebida puede tener beneficios para la salud renal.

“El consumo de gaseosas o jugos azucarados se asocia con un mayor riesgo de formación de cálculos, mientras que el consumo de café, té, cerveza, vino y jugo de naranja se asocia con un menor riesgo”, concluyeron los autores del estudio, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma.

En otro estudio científico, se estudiaron los efectos asociados a la cerveza sobre los factores de riesgo cardiovascular y metabólico para identificar un nivel de consumo que pueda considerarse “moderado”.

Además, el consumo moderado de cerveza se asoció con aumentos en las propiedades antioxidantes de las lipoproteínas de alta densidad, que facilitan el eflujo de colesterol.

La cerveza también tiene un alto contenido de fósforo y agua, lo que contribuye al equilibrio de líquidos en el cuerpo y favorece el proceso de filtración renal. Si bien el nivel de alcohol en la cerveza debe ser controlado, algunos estudios sugieren que las pequeñas cantidades de esta bebida podrían beneficiar la función renal al mejorar la circulación sanguínea y estimular el metabolismo de los riñones.

La diferencia entre el consumo moderado y el abuso de la cerveza es clara: el primero podría tener un impacto positivo, mientras que el segundo podría generar serios problemas. La moderación es esencial para evitar los efectos negativos de las calorías vacías, la deshidratación y la sobrecarga de los riñones. Es crucial también considerar los factores personales, como la predisposición genética a enfermedades renales o metabólicas, ya que en algunos casos, incluso un consumo moderado puede no ser recomendable.

A largo plazo, el consumo excesivo y prolongado de cerveza puede llevar a enfermedades renales crónicas, una condición que afecta la capacidad de los riñones para filtrar los desechos del cuerpo. La lesión renal aguda es otro riesgo asociado con el consumo excesivo de alcohol, en este caso, a través de la cerveza. Esta condición puede ser tratada si se detecta a tiempo, pero de no ser controlada, puede desencadenar problemas más graves. El alcohol también puede interferir con el equilibrio de líquidos en el cuerpo, lo que podría agravar la función renal ya deteriorada.

El consumo de cerveza, como muchos otros aspectos de la vida, debe manejarse con precaución. Aunque sus efectos sobre los riñones pueden ser tanto beneficiosos como perjudiciales, depende de la cantidad consumida y de las características individuales de cada persona.

Fuente: telam

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