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30/06/2025

Arte y ADN antiguo: cómo lograron recrear el rostro de una mujer que vivió hace 10.500 años con detalles sin precedentes

Fuente: telam

Una investigación internacional reveló aspectos físicos, simbólicos y culturales de una figura mesolítica gracias al análisis genético y a la colaboración entre ciencia y visualización digital

>Un equipo de científicos y artistas logró recrear el rostro de una Según Smithsonian Magazine, la iniciativa ofrece una nueva ventana al pasado y busca conectar la En 1988, un equipo arqueológico localizó restos óseos de varias mujeres en la cueva Margaux, situada cerca de Dinant, en la frontera entre Bélgica y Francia. Según Smithsonian Magazine, los cuerpos estaban enterrados juntos, cubiertos con fragmentos de piedra y ocre, y uno de los cráneos presentaba marcas de cortes realizados después de la muerte, lo que sugiere prácticas funerarias poco comunes para la época.

La reconstrucción facial fue realizada por investigadores de la Universidad de Gante en colaboración con los artistas Kennis & Kennis, encargados del modelado tridimensional, y el ilustrador Ulco Glimmerveen, quien desarrolló una escena digital del entorno mesolítico.

Además del rostro, se elaboró una representación visual del paisaje del valle del Mosa en aquella época, basada en hallazgos arqueológicos como herramientas de piedra, restos animales y pigmentos naturales.

Además, el análisis de los restos indica que la mujer tenía entre 35 y 60 años al momento de su muerte. Presentaba arcos superciliares marcados y un puente nasal alto. Formaba parte de una población mesolítica asentada en Europa occidental tras la última glaciación.

Uno de los hallazgos más relevantes, según Smithsonian Magazine, fue la comparación genética con el “Cheddar Man”, esqueleto descubierto en Inglaterra en 1903. Ambos pertenecían al mismo grupo poblacional, aunque la mujer de la cueva Margaux tenía la piel algo más clara. Esto refuerza la hipótesis de una mayor variabilidad en la pigmentación de los primeros europeos.

Los indicios arqueológicos revelan que estos grupos dependían de los recursos naturales y se desplazaban según su disponibilidad. En el valle del Mosa se hallaron herramientas de piedra, huesos de animales y restos de peces, así como estructuras que sugieren campamentos temporales.

La investigación se enmarca en el proyecto ROAM (Regional Outlook on Ancient Migration), que estudia los movimientos y asentamientos de los primeros humanos modernos en el sur de Bélgica. Según su sitio web, esta etapa es clave para comprender el asentamiento definitivo en el norte de Europa tras la última era glacial.

El equipo de ROAM sostiene que las poblaciones cazadoras-recolectoras previas a la llegada de los agricultores recibieron escasa atención, pese a ser fundamentales para entender la recolonización de Europa septentrional.

Según Smithsonian Magazine, la convocatoria busca fomentar la participación ciudadana en la difusión del conocimiento histórico y rendir homenaje a una de las primeras mujeres europeas cuyo rostro fue reconstruido con rigor científico y colaboración interdisciplinar.

Fuente: telam

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